La vida y la obra del gran romántico constituyen auténticos paradigmas del músico de la primera mitad del siglo XIX: extraordinario y precoz músico (casi un segundo Mozart), pero también con una curiosidad intelectual capaz de fascinar al mismo Goethe; redescubridor de la figura de Bach, del que dirigió la histórica reposición de La Pasión según San Mateo en 1829, estableciendo para siempre la reputación del padre de la música tras 80 años de olvido y, especialmente, compositor de aguda sensibilidad, amplia técnica y certera inspiración.
En este capítulo, central para pasar las duras pruebas de la posteridad, sus composiciones cubren el eslabón imprescindible entre el clasicismo, el incipiente y volcánico romanticismo de Beethoven y la consolidación de la escuela alemana. Saludemos el proyecto de la casa Bärenreiter, firmado por el músico británico Christopher Hogwood, de la edición crítica de sus partituras de referencia, con dos formatos básicos, el pequeño o de estudio y el de gran tamaño.