Doce Notas

Obras mellizas, caracteres contrastantes

cdsdvds  Obras mellizas, caracteres contrastantesAún así, Müller-Schott reduce la distancia que las separa a través de una visión sorprendentemente poderosa, casi arrogante, de la obra de Prokofiev, mientras que al mismo tiempo aspira a diferenciarse de su predecesor ruso. Si Rostropovich explotó el lirismo y la capacidad melódica de esta sinfonía concertante, en especial de su primer movimiento, el violonchelista alemán lanza la composición con un primer tema enérgicamente articulado que se apoya sobre la inexorable pulsación que mantiene la orquesta. Es significativo que ya desde un primer momento solista y director parezcan no estar del todo de acuerdo en sus aproximaciones a la composición: en conjunto, esta versión de la sinfonía concertante carece de calidez en el chelista, mientras que Jukka-Pekka Saraste cultiva más esta cualidad en la orquesta que dirige. El contraste les define y es efectivo, pero no del todo convincente. En los movimientos restantes el dominio técnico de Müller-Schott es evidente, al igual que la homogeneidad del sonido que extrae del violonchelo Goffriller que toca. Nos ofrece una interpretación vital y llena de energía en la que prima lo momentáneo del detalle por encima de lo globalizador de la línea.

En Britten la separación entre violonchelo y orquesta está reforzada por la propia escritura de la partitura; las sonoridades politonales —incluso carentes de todo centro—, el trabajo concienzudo sobre las capacidades tímbricas de los instrumentos, o la imposibilidad de definir los materiales con los habituales términos de melodía o acompañamiento son cualidades que potencian esta disociación. La versatilidad idiomática del compositor es muy notable en esta obra, que se mueve con libertad entre límites marcados por un lirismo quasi operístico y los estilos de la  música popular —es singular a este respecto la reminiscencia al “Paño moruno” de Falla en el tema de la passacaglia que concluye la obra—. A través de la variedad y la imaginación en el manejo de timbres, dinámicas, articulaciones y tempi, solista y orquesta proyectan esta concepción dramática de la sinfonía como sucesión de elementos lingüísticos diferenciados, alejada de la continuidad históricamente asociada con el género, pero no por ello ajena a las formas tradicionales.

Müller-Schott quiere hacerse notar, definirse como músico a través de la diferenciación, y desde luego tiene capacidad para hacerlo. Carácter extrovertido, escaso recogimiento, una afinación que en ocasiones se escapa por lo alto para conseguir brillantez, timbres mordientes, claros, poco cálidos, formas de vibrar muy llamativas en anchura o velocidad acercan dos obras muy diferentes. A su lado, una orquesta correcta e incluso delicada que ocupa un plano muy secundario con respecto al solista; todo esto en dos composiciones en cuyos títulos figura la palabra “sinfonía”.

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