Doce Notas

‘Cádiz’ de Chueca, lo bueno se hace esperar

cdsdvds  Cádiz de Chueca, lo bueno se hace esperarHay zarzuelas y zarzuelas… y Cádiz de Chueca y Valverde fue una de las que hicieron historia. Los redobles de este título han llegado hasta nuestros días desde su apoteósico estreno en 1886 en el Teatro Apolo de Madrid, pasando por su leyenda negra que comenzase durante los años de la guerra de Cuba y Estados Unidos. La zarzuela patriotera por excelencia, fresco musical idealizado del Cádiz sitiado por los franceses, fue vista por muchos como estandarte de un quijotismo a la desesperada, acompañado (¡ay!) de una partitura deliciosa y pegadiza. Lo cierto es que ni los regímenes dictatoriales se atrevieron a rehabilitar Cádiz como título escénico y sólo su imponente marcha del final del primer acto se ha continuado tocando –de tarde en tarde– por bandas y orquestas.

Tuvimos que esperar a 1992 para redescubrir Cádiz a partir de la edición crítica preparada por Miguel Roa con el Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU). Se dieron unas pocas representaciones en el, por entonces flamante, Teatro de Madrid y después… el silencio. Por fin en 2008 llegó la grabación con ocasión del centenario del fallecimiento de Chueca, gracias a la iniciativa de la Fundación Caja Madrid dentro de su ciclo Los Siglo de Oro. Escándalos financieros y bursátiles de por medio, casi todos dábamos por imposible este disco hasta que otro centenario, el de la Constitución de 1812, ha dado el impulso definitivo a Deutsche Grammophon para su lanzamiento.

La espera ha merecido la pena, porque no dudamos en afirmar que esta grabación de Cádiz tiene todos los ingredientes para situarla dentro del top parade del género: sonido impecable –mérito de Albert Moraleda–, dirección musical ajustada y un elenco artístico de primerísima categoría. A estos elementos debemos sumar la edición sumamente cuidada (casi primorosa) del compacto. Todos los textos, incluyendo los cantables, han sido traducidos al inglés, así que esperamos que la nueva andadura de Cádiz sobrepase nuestras fronteras para deleite de fóraneos… e incluso franceses.

Como zarzuela coral por excelencia diremos desde el principio que el gran protagonista de este Cádiz es el Coro de la Comunidad de Madrid. Sus intervenciones, a las órdenes de Jordi Casas Bayer, otorgan a la grabación una fuerza sensacional, caso de la diana inicial, la popular marcha, la delicada barcarola o el pasacalle marca de la casa. Ni que decir tiene que la chispa del disco la otorga Victor Pablo Pérez al timón de una Sinfónica de Galicia entregada y que nunca cae en la pachanga ramplona con que a veces se ha interpretado este repertorio. De los cantantes solistas, ¿qué podremos decir? José Bros se adentra por primera vez en el terreno del género chico después de sus aplaudidas experiencias en la zarzuela grande con un garbo singularísimo. Su interpretación de la jota final es antológica. Isabel Rey hace una Currilla gaditana por demás, desenvuelta y salerosa, atenta a la pronunciación y el acento. De la larga nómina restante nos limitaremos, por cuestiones de espacio, a señalar su eficacia y su agradecida implicación actoral: Ana Ibarra, Emilio Sánchez, Carlos Bergasa, Luis Álvarez… un auténtico lujo.

Quién sabe qué hubiese sucedido si la repentina desaparición de Ataulfo Argenta en 1958 no hubiese truncado su proyecto discográfico con la casa Columbia. Hay muchas zarzuelas, demasiadas, a la espera de una primera grabación. El caso de Cádiz resultaba especialmente sangrante por la importancia y la belleza de su partitura, pero no dejaremos de poner sobre la mesa nombres de músicos como Gerónimo Giménez, Ruperto Chapí, Manuel Nieto, Vicente Lleó o Rafael Calleja que se consagraron a un género del que sólo conocemos la punta del iceberg. Que en pleno 2013 aparezca una grabación como esta podemos considerarlo como toda una fiesta y un homenaje a nuestro patrimonio musical.

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